El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

jueves, 30 de septiembre de 2010

El sueño de un visionario


Hace siglos, cuando un servidor cursaba la carrera, en la asignatura de cibernética (que, en contra de lo que cree la mayoría no tiene que ver, en principio, con los ordenadores, sino que es la ciencia de la organización efectiva) nos hicieron leer “Designing Freedom”, de Stafford Beer, uno de los padres de la disciplina, y su lectura me conmocionó como pocas obras lo han hecho.

En 1970, Allende lo contrató para construir una utopía, un país controlado por métodos cibernéticos, según el modelo de sistema viable de Beer, que, empleando una red de comunicaciones en tiempo real, mucho antes de internet, facilitase a los políticos herramientas sencillas y efectivas con las que tomar las decisiones idóneas, y que estas fueran recibidas en el acto en los centros de producción para actuar en consecuencia. Y lo mejor es que no consistía en amasar toneladas de datos con ecuaciones inextricables, sino en emplear el más llano sentido común.

Su sistema, que apenas llegó a iniciar su puesta en funcionamiento, contribuyó a hacer fracasar la huelga de comerciantes de 1972 patrocinada por la CIA, si bien vio truncada su existencia por el golpe Militar de 1973.

Cuarenta años después, con medios infinitamente superiores, de muchos órdenes de magnitud de diferencia, los gobernantes siguen empleando información inadecuada para la toma de decisiones (informes de miles de páginas que no acaban de entender ni siquiera quienes los redactaron) y cuyos datos ya caducaron por el tiempo empleado en elaborar el informe, cuando no en cocinarlo.

No estaría mal que alguien se decidiese a retomar la utopía, máxime en los tiempos que corren. Seguro que no costaba más de lo que tiramos en el ministerio de desigualdad.

Foto real de la sala de control de CYBERSYN, el sueño de Beer.

martes, 28 de septiembre de 2010

Yo, por España, mato

Una encuesta, encargada por la empresa para la que trabaja mi ilustre vecina (con lo que pierde parte de su credibilidad), postula que, en el caso de que decidiera presentarse a las elecciones, obtendría un 8% de los votos.

Incluso con el posible factor de corrección, a mi este resultado me entristece profundamente, pues demuestra lo poco que se toma en serio buena parte de la población algo tan importante para nuestro día a día como las elecciones generales, a las que se acude como quien vota a Eurovisión, quizá incluso con menos implicación.

No puedo sino insistir, por enésima vez, que este país cada vez se parece más a las películas de Berlanga.

lunes, 27 de septiembre de 2010

No me la hagas, pero solo un poquito

Las últimas declaraciones de unos y otros vienen a confirmar que la próxima huelga es pura pantomima, una mera maniobra autojustificativa de los sindicatos, bochornosamente amancebados con el ejecutivo. Lo cierto es que los primeros se merecerían una incidencia mínima de la huelga y el segundo un seguimiento masivo, si bien da la impresión de que no va a darse ni lo uno ni lo otro.

jueves, 23 de septiembre de 2010

El precio de Zapatero

Ya sabemos lo que nos va a costar que ZP se aferre al cargo un año más: 470 millones de Euros, esto es: setenta y ocho mil millones de las antiguas pesetas, doscientos dieciséis millones de pesetas al día, tres veces más de lo que ayer anunciaba la ministra mudita, Elena Salgado, que iba a incrementarse la recaudación a consecuencia de la próxima subida de impuestos a las rentas más altas.

¿Y quién va a pagar esto? Los de siempre, usted y yo. Pero lo peor no es que ZP se permita estas alegrías disparando con pólvora ajena, sino que además este vergonzoso acuerdo redundará en incrementar las desigualdades existentes entre la comunidad autónoma vasca y el resto de España, pues, aparte de disfrutar de un régimen impositivo especial, ahora van a gozar de unas prestaciones sociales diferentes a las del resto.

El forúnculo Camps

Resulta desconcertante, por no decir esperpéntico, que Camps deba acceder a la sede de su partido por el sótano, de forma vergonzante, como si se tratara del culpable de un asesinato infantil acudiendo al juzgado, temeroso de la ira de sus vecinos.

Existen dudas más que razonables sobre la honorabilidad de Camps, y sabemos que en la política las apariencias se elevan casi a la categoría de axiomas, por lo que no acabo de entender a que demonios esperan en el PP para extirparse este forúnculo que amenaza con convertirse en tumor.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Alta cocina

Leo “Una casa para siempre”, de Vila-Matas, y tengo la impresión de estarme enfrentando a un plato de Ferrán Adriá, original, sorprendente y sofisticado. También, no debo omitirlo, percibo en él un cierto carácter evanescente que me hace echar de menos la sencilla contundencia de un buen asado o un plato de cuchara.

A la vez, releo “El silencio del patinador”, de J.M. de Prada, que en su día ya glosé en aquí. La primera lectura, apasionada, la hice con los ojos de un lector voraz, si bien en esta ocasión he acometido la labor con mentalidad analítica, desmenuzando cada párrafo y sometiendo las palabras al frío dictamen del microscopio. El resultado es que ya se hace patente el principal defecto del autor, su carencia de sustrato real, atenuado por la brevedad y las especiales características del género. También resulta visible la alambicada estructura de alambres retorcidos que sustenta la filigrana de su prosa, sin que esto cause que uno sienta menos admiración por su perfecta maestría, que redunda en que, a pesar del citado defecto, sea una de las compilaciones de cuentos más notables que he leído. Un servidor no acaba de entender cómo, tras alumbrar este libro y “Las máscaras del héroe”, ha podido diluirse su inmenso talento en debates televisivos de madrugada, artículos en el ABC y novelas prescindibles, y no albergo ninguna duda de que su caso será compendiado en los anecdotarios de la posteridad junto con los casi cuarenta años sabáticos de Rosini y la muerte de Baudelare.

Y acometo estas lecturas tras abandonar a la mitad el inmenso ladrillo “Terra nostra”, de mi admirado Carlos Fuentes, sin duda concebida bajo la influencia del realismo mágico y que un servidor considera no le hacía ningún bien al autor, que ha demostrado en su obra posterior, la primera que yo leí, que ha sabido encontrar su camino en la contundencia y profunda humanidad de sus personajes.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Contienda cainita

Esta campaña para las primarias en la que los candidatos no se están ahorrando bajezas, va acabar revistiendo al candidato no oficial con algo parecido al carisma, tal como hemos comprobado este fin de semana, cuando a Gómez le reían el chiste: “Que levanten la mano los altos cargos aquí presentes”.

Si Tomás Gómez ha destacado por algo a lo largo de su mandato al frente de la oposición de la comunidad de Madrid, ha sido por su carácter un tanto chusco y su carencia de la más mínima sensibilidad política, de la que hizo alarde cuando se negó a acudir al homenaje a las victimas del 11M. No obstante, el apoyo de ZP a Trinidad Jiménez le está sirviendo para elevar su popularidad, al menos entre los militantes socialistas, que van a emplear su voto como un puñetazo en los morros del máximo mandatario.

ZP se ha equivocado de largo en Madrid; primero al proponer a esa candidata, arquetipo del socialismo pijo, sumiso y vacuo, pero sobre todo echándole un órdago a la grande a sus bases, que le tenían unas ganas inmensas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Lo mío ni lo mientes

Ha bastado que la presidenta de Madrid anunciase que iba a reducir el número de liberados sindicales en la administración autonómica a lo que indique el estatuto de los trabajadores (esto es, hacer cumplir la ley), para que Cándido Méndez se lance a degüello, con una contundencia y celeridad muy superiores a las que demostró ante el decretazo de recortes sociales.

Visto lo visto, uno se pregunta (en realidad no lo hago, apenas es una forma retórica de hablar) qué le preocupan más a los sindicatos, si los derechos de los trabajadores o los cholletes de quienes los representan.

martes, 14 de septiembre de 2010

La lotería de los premios literarios

"... y si es que son de justa literaria, procure vuestra merced llevar el segundo premio, que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona, el segundo se le lleva la mera justicia, y el tercero viene a ser segundo, y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de primero."
(Don Quijote, Capítulo XVIII)



No resulta infrecuente encontrarse con el hecho de que una misma obra literaria sea tratada con criterios sumamente dispares en diferentes certámenes. A quien suscribe, en particular, le ha ocurrido que le han concedido algún premio de cierta importancia a una obra que ni siquiera ha sido elegida finalista en un certamen de una entidad mucho menor, así como que otras, que habían quedado finalistas en premios de cierto prestigio, no eran capaces de alcanzar esa misma condición en concursos de mucho menos ringo rango.

Nadie ignora que la valoración de cualquier obra artística encierra un cierto grado de subjetividad, si bien tampoco carece por completo de criterios objetivos. En concreto, una ley no escrita (pero corroborada por multitud de fuentes) indica que sólo una décima parte de las obras que concurren a un certamen están escritas con corrección (y con esto me refiero a que no estén plagadas de errores sintácticos, gramaticales o estilísticos), y, de las que superan la primera criba, más de la mitad se caen por su propio peso en cuanto que se analiza un poco el contenido, por lo que la elección de los finalistas debiera ser una tarea relativamente sencilla y bastante determinista, pero la experiencia se empeña en demostrarnos que esto no es así.

Aunque parezca mentira, casos como el de Becerril de la Sierra no son tan extraños, y yo he tenido constancia de algún certamen en el que se ha premiado a una obra que contenía media docena de incorrecciones por página, y lo mejor de todo es que, cuando los participantes se han quejado a la organización, esta se ha defendido alegando que el jurado se había limitado a valorar el contenido (por no decir que había sido incapaz de ver las faltas), cuando todo el mundo debiera saber que en la literatura, como en todo arte, la forma es indisociable del contenido.

En cuanto que uno comienza a preguntarse por las causas, no aparece más que una evidente, y es la aptitud de los jurados. A nadie se le ocurriría pensar que alguien que se pasa el fin de semana viendo “Teledeporte” está cualificado como jurado para un campeonato de gimnasia artística, si bien la mayoría no se extraña de que forme parte de un jurado literario alguien cuyos méritos se limitan a que le gusta leer, o a que dirige o trabaja para una entidad patrocinadora. Un servidor, en concreto, en alguna ocasión ha tenido oportunidad de conocer a los jurados que habían valorado su obra y se ha encontrado algunos tan pintorescos como una muchacha de diez y ocho años que leía a Dan Brown y a Ildefonso Falcones. Y no se piensen que esta circunstancia se limita a los premios modestos, sino que existen algunos de gran prestigio, con jurados de gran relumbrón y que cobran buenos honorarios, cuya preselección la realiza un jurado de todo a cien. Y esto cuando uno no se encuentra una farsa, como la mayoría de los certámenes auspiciados por editoriales, o a sinvergüenzas que, cuando pueden mangonear un jurado, intercambian premios con sus amiguetes o eventuales socios.

También, todo hay que decirlo, existen premios modestos, algunos incluso sin dotación económica, que cuentan con un jurado abnegado, que conoce su oficio y lo realiza con diligencia, y esta es la razón de que quien suscribe persista en enviar sus obras a concursar. Esta, y que no sabe qué otra cosa hacer con ellas.

lunes, 13 de septiembre de 2010

El fracaso de Rajoy

Después de la que ha caído, de la contumaz negación de la crisis, de su nefasto manejo, después de afirmar que la crisis tendría una salida social y, acto seguido, obrar del modo contrario, ZP apenas pierde por 10 míseros puntos, y eso que la encuesta la ha encargado un medio supuestamente afín a Rajoy, prueba evidente de que el líder del partido aspirante ha sabido ganarse la animadversión de buena parte de la ciudadanía, mérito que debiera bastarle para que lo botaran del cargo al instante.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

A imagen de la ficción

Hilando con la entrada de ayer, uno no puede sino reconocer que Berlanga no es un avezado cronista, sino un visionario, y que la realidad de este país cada vez se asemeja más a la que plasmó en sus películas. Y, si no lo creen, atiendan a este nuevo ejemplo:

Un hombre perece electrocutado cuando trataba de robar los cables de cobre del centro de transformación de una cementera clausurada. La consternada viuda, alega que lo hacía para dar de comer a sus cuatro nietos, ya que los padres están en la cárcel. Hasta ahí todo pintoresco, mas normal; entonces, concluido el reportaje, una voz en off añade que la familia piensa denunciar a los propietarios de la cementera por no tener cortada la corriente estando esta cerrada. En la misma tónica, la magistratura de trabajo debiera abrir una investigación a la víctima por incumplimiento de la ley de riesgos laborales.

Para rematar, nos enteramos de que Bibiana, la ministra ilustrada, le ha puesto un piso en Madrid a su querido, con coche oficial y cuatro personas a su servicio, en forma de superflua oficina costeada por la junta de Andalucía. Ya sólo falta en esta historia un marqués lúbrico venido a menos.

martes, 7 de septiembre de 2010

¡Viva la ESO! (Y olé)

Acabo de recibir uno de esos correos graciosos que alguien, sin duda con demasiado tiempo libre, redacta y se encarga de hacer circular. El caso es que, más que el contenido en sí, llamaban la atención las faltas ortográficas y gramaticales (19 en media página).

Lo mejor de todo es que no tengo ninguna duda de que, si me cruzara con el interfecto y le reprochara sus incorrecciones, se reiría en mi cara y alegaría que, mientras que se le entienda, no pasa nada.

En efecto, esto no es nada comparado con lo que ocurrió la semana pasada en Becerril de la Sierra. Resulta que dicho pueblo organiza un certamen literario (que por fortuna un servidor desconocía y no concurrió a él) y, sorpresa de las sorpresas, resulta ganadora la concejala de cultura del citado municipio. Pero ahí no acaba todo, sino que la señora tiene la desfachatez de colgar el texto ganador en la web del municipio (en concreto aquí) y cualquiera que lo lea puede comprobar que el primer párrafo contiene un echo (de hacer) que no es la única ni la mayor de las incorrecciones del mismo.

Al margen de corroborar que buena parte de los jurados están integrados por sinvergüenzas o iletrados, cuando no ambas cosas a la vez, uno no puede dejar de preguntarse qué clase de país estamos creando, y qué futuro nos aguarda.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Esto se hunde

Y la prueba es que las ratas comienzan a abandonar la nao. No le va a resultar sencillo a ZP reemplazar a Corbacho, y no porque este haya encarnado el paradigma de gran estadista (aunque en realidad ha sido uno de los más sensatos del ejecutivo), sino porque, a estas alturas del partido, solo estarán dispuestos a asumir el cargo tuercebotas paniaguados que no aspiren más que a la pensión de ex ministro.

Miedo me da.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Órdago a la grande

Urkullu ha ponderado el máximo envite que será capaz de aceptar ZP con tal de aferrarse al cargo un año más y ha lanzado un órdago a la primera de cambio. Es cierto que ZP ha enviado a negociar a sus dos rotwaillers, Pepiño y Rubalcaba, pero los nacionalistas se sienten demasiado seguros de su propia fuerza.

La disyuntiva es esta: romper de forma irremediable la caja única y además dejar con el culo al aire a su presidente autonómico, o verse incapacitados de sacar adelante los presupuestos y forzados a convocar elecciones anticipadas.

Conociendo la catadura de nuestro presidente, no resulta complicado intuir por dónde se decantará.