El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

martes, 31 de enero de 2012

Por la boca muere el político


El primer  axioma de comportamiento que aprende todo político es que debe pensarse dos veces lo que dice y cuidarse muy mucho de decir lo que piensa, en especial cuando está rodeado de cientos de cámaras y micros.
Parece inconcebible que Rajoy peque de esta candidez en su primera cumbre europea, pero lo que resulta de veras sangrante es que estas confidencias las haga entre risas y chascarrillos cuando hay tanta gente en situación dramática.

lunes, 30 de enero de 2012

Nuevas ideas para viejas caras


Leo en La Razón las nuevas ocurrencias del PSOE que van a presentarse en el congreso de Sevilla como solución para acabar con la crisis: identificar con un chip a “los ricos” para que paguen más por los servicios públicos (Ud. no se descuide, que algunos pueden considerarle rico por el hecho de tener un trabajo fijo y una vivienda a medias con el banco) y reducir la jornada laboral a seis horas para que se reparta el empleo.
Constato así que, a pesar del batacazo en las urnas, no quieren entender que el elector está harto de estas ocurrencias peregrinas que tanto se parecen a los inventos del profesor Bacterio, de cambios de límites de velocidad y de planes E de mucho cartel y pocas nueces.
Por el contrario, los candidatos que se presentan al congreso son dos exministros del malogrado zapaterismo, contaminados de fracaso electoral y fracaso en el gobierno de la nación, que nunca llegaron a mostrarse críticos con la política de buenas intenciones y despropósitos del ex presidente, uno de ellos con el agravante de que además fue quien llevó al partido a la debacle hace apenas unos días.
No me creo que el PSOE no pueda ofrecer otras candidaturas que estas quemadas de antemano, y la única explicación que se me ocurre es que dan por segura la próxima derrota electoral y nadie quiere asomar la cabeza hasta que se haya sacrificado al próximo chivo expiatorio.

viernes, 27 de enero de 2012

Las maldades del déficit


En los últimos meses, esta palabra está tan en boca de todo político que se precie, que está perdiendo buena parte de su significado, o al menos lo asumimos con esa despreocupación que otorga la rutina.
En primer lugar, el déficit es malo porque esa caterva de histéricos que llamamos mercados enloquecen y se espantan ante el mero sonido de la palabra, con la consecuencia de que el precio que tenemos que pagar por la deuda se encarece, lo que redunda en que aumente el déficit, que a su vez vuelve a ocasionar un nuevo repunte del precio de la deuda, que a su vez…
En segundo lugar, el déficit es dañino porque no se puede convertir en costumbre el gastar más de lo que se ingresa. Si a nadie con un mínimo de sentido común se le ocurriría hacer eso con sus finanzas personales, no se entiende que los gobiernos hayan institucionalizado esta costumbre con las cuentas públicas (en realidad sí se entiende, y la explicación consiste en que se limitan a quitarse de encima los preocupaciones más inmediatas y dejarle el problema grave al que venga detrás).
En tercer lugar, pero no por ello menos importante, el déficit es perverso porque convierte a las administraciones en competencia desleal de particulares y empresas en la captación del crédito que ofrecen las entidades financieras, por lo que, mientras el déficit persista en las alarmantes cifras actuales, no va a haber flujo de capital que dinamice la economía.
Al margen de lo anterior, el déficit puede recortarse por dos vías: aumentar los ingresos o disminuir los gastos. Si sólo se opta por la segunda, como parece ser el caso, estaremos tratando a un desnutrido prescribiéndole ayunos, así que pueden imaginar el resultado.

jueves, 19 de enero de 2012

El fin de la barra libre


Reclama Montoro responsabilidades penales para los políticos que se salten los presupuestos a la torera, y no tardan en brotar las reacciones escocidas, como endemoniados al contacto con el agua bendita, en particular de los políticos de izquierdas. Llama especialmente la atención la del ex coordinador de Izquierda Unida, Llamazares, que saca la vena cinéfila y califica a la medida como “Todos a la cárcel”, prueba evidente de que para algunos políticos los presupuestos son un engorro necesario, algo que se debe confeccionar para cumplir con la legalidad, pero no algo que a lo que haya que atenerse, ni muchísimo menos, y por eso profetiza condenas masivas.
Montoro, al igual que Gallardón, es un político reo de su imagen: el segundo por su aire de alumno aventajado modelo “Repelente niño Vicente”, y el primero por su cara de chiste y su voz gangosa, que dificultan tomarle en serio incluso hablando de dineros. Sin embargo, debo aplaudir esta iniciativa, y apenas lamento que no piensen ampliarla y aplicarla con carácter retroactivo, y no sólo penalice el no ajustarse a los presupuestos, sino el gobernar en contra de las buenas prácticas y el más elemental sentido común por meras proyecciones de intención del electorado.
Estamos hartos de que emplear el estado en beneficio del partido o de uno mismo salga gratis o, como mucho, redunde en un castigo en las urnas. De que el tirar dinero público en planes disparatados e ideas peregrinas, en pago de favores innombrables y apoyos en el congreso, en ministerios sin funciones y alianzas de civilizaciones no tenga un coste en los juzgados.
No obstante, me temo que la idea es demasiado buena como para que logre salir adelante.

lunes, 9 de enero de 2012

Días de llanto y rechinar de dientes


Comienza Rajoy su legislatura con recortes y subidas de impuestos, como no podía ser de otro modo, y, para que no nos llamemos a engaño, su voz y valida (casi podríamos llamarle balida), Soraya, anuncia que esto apenas es el comienzo del comienzo.
Resulta evidente que a nadie le agradan estas medidas, si bien nadie puede sorprenderse por ellas. Ex ZP, ahora Z a secas, a quien tanto le gustaba desenterrar cadáveres de tiempos de la guerra, ha dejado trufadas sus administraciones, la suya propia y las de sus depuestos reyezuelos de taifas, de cadáveres mal enterrados en forma de déficits ocultos y cuentas tuneadas hasta dejarlas irreconocibles, y a los gobiernos entrantes les corresponde bregar con toda esta podredumbre.
Es cierto que para administrar los años de bonanza se precisa de un gobierno socialdemócrata (para qué engañarnos, el socialismo ya sólo existe en los libros de texto) que redistribuya la riqueza, al igual que para lidiar con las vacas flacas es necesario un gobierno de derechas al que no le tiemble el pulso a cada momento por tener que aplicar medidas contrarias a su catecismo laico.
No obstante, tengo mis dudas de que esta suerte de presidente invisible en el que parece haberse convertido Rajoy, que si por algo no se ha caracterizado es por mostrarse expeditivo, encarne al gobernante ideal para sacarnos de la crisis, y quizá hubiera sido preferible alguien más resolutivo, como el banquero Rato o la presidenta Madrileña.
En todo caso, prepárense Uds. para un 2012 de más dolor y sufrimiento, pues los bancos españoles, que vuelven a tocar suelo y a los que no fía más que el banco central europeo, amenazan con una réplica del tsunami que barrió a las pymes en el 2008 por falta de crédito.

Columna publicada en El Soplón