Admito
mis prejuicios en cuanto a los best sellers, basta que todo el mundo haya leído
un libro para que a un servidor le comiencen a desaparecer las ganas de hacerlo
(si es que las tenía antes, claro), supongo que debido a que pocas veces me encuentro con un
producto que merezca la pena. Me quedan miles de libros maravillosos por leer y
encuentro lamentable perder el tiempo en mediocridades.
Cuando
me enfrento a una nueva novela, espero vivir con ella una gran experiencia,
algo parecido a ver una gran película, que puede ser épica, de suspense o
intimista, pero siempre esperas vivir una experiencia que de algún modo te
sobrecoja. Al comenzar a leer el libro de Eloy Moreno, la sensación era más
parecida a estar contemplando un reality, pero uno de segunda, en el que
resulta más que evidente que los protagonistas no actúan tal como son, sino que
están interpretando un papel, lo que viene a ser una mala película con
argumento de segunda e intérpretes de tercera. La trama no destaca por nada en
especial. Más que estar leyendo una novela, da la impresión de que una persona que
no ha experimentado nada de especial te estuviera contando su vida, y además lo
estuviese haciendo mal, porque los personajes son planos y estereotipados, sin
visos de verosimilitud alguna.
Por
supuesto, no he sido capaz de acabarlo, lo dejé cuando el Kindle indicaba que
llevaba un 23%. Ahora bien, considerando el éxito que tienen los realities, no
me extraña que este libro se haya
convertido en un best seller.
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