El hombre, en la superficie de la tierra, no tiene derecho a dar la espalda e ignorar lo que sucede en el mundo.

Fiódor Dostoievski (El jugador)

lunes, 14 de septiembre de 2015

El bolígrafo de gel verde

Admito mis prejuicios en cuanto a los best sellers, basta que todo el mundo haya leído un libro para que a un servidor le comiencen a desaparecer las ganas de hacerlo (si es que las tenía antes, claro), supongo que debido a que pocas veces me encuentro con un producto que merezca la pena. Me quedan miles de libros maravillosos por leer y encuentro lamentable perder el tiempo en mediocridades.
Cuando me enfrento a una nueva novela, espero vivir con ella una gran experiencia, algo parecido a ver una gran película, que puede ser épica, de suspense o intimista, pero siempre esperas vivir una experiencia que de algún modo te sobrecoja. Al comenzar a leer el libro de Eloy Moreno, la sensación era más parecida a estar contemplando un reality, pero uno de segunda, en el que resulta más que evidente que los protagonistas no actúan tal como son, sino que están interpretando un papel, lo que viene a ser una mala película con argumento de segunda e intérpretes de tercera. La trama no destaca por nada en especial. Más que estar leyendo una novela, da la impresión de que una persona que no ha experimentado nada de especial te estuviera contando su vida, y además lo estuviese haciendo mal, porque los personajes son planos y estereotipados, sin visos de verosimilitud alguna.

Por supuesto, no he sido capaz de acabarlo, lo dejé cuando el Kindle indicaba que llevaba un 23%. Ahora bien, considerando el éxito que tienen los realities, no me extraña que este libro  se haya convertido en un best seller.

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