Existe un sentimiento generalizado
entre muchos catalanes de que Cataluña está pagando la sopa boba a media España,
en concreto a Andalucía y Extremadura. Buena parte de los independentistas están
convencidos de que al día siguiente (o al año o lustro siguiente) de la
independencia, atarán a los perros con longanizas, si bien no se han parado a
pensar en unas cuantas consecuencias evidentes e ineludibles de la independencia,
a saber:
1.
Desde
el minuto uno, se interrumpirá la libre
circulación de personas y mercancías. Eso significará que el señor Joan,
que tenía una fábrica de embutidos en Mollerusa y le vendía butifarras a un carnicero
de Soria, no podrá hacerlo, y, en caso de que pueda, se verá gravado con unos aranceles
que causarán que deje de ser competitivo, además de las trabas administrativas
que surgirán al perder las homologaciones de las que disfrutaba al amparo de
España. No hay que olvidar que el principal cliente de las industrias catalanas
es el resto de la nación, y se verán en serias dificultades para vender a España y la UE. Como efecto inmediato, se perderán miles de empleos y muchos más
empeorarán sus condiciones.
2.
Como
consecuencia del punto anterior, se producirá
la deslocalización de infinidad de empresas. Muchas multinacionales, que
tienen su sede en Cataluña, la desplazarán a otra región donde no sufran ese problema.
Algunos empresarios, como Lara, del grupo planeta, también anunciaron su
intención de deslocalizar sus empresas si se producía la independencia. Como efecto inmediato, se perderán miles de
empleos más.
3.
El
nuevo gobierno catalán, al carecer de fondos propios, se verá obligado a acuñar su propia moneda. Imaginemos que comienza
con una paridad de 1 a 1 con el euro. Dado que los proveedores internacionales
se negarán a admitir pagos en esa moneda, que no ofrece garantía alguna, la
paridad irá bajando a ritmo vertiginoso, lo que a su vez ocasionará una
inflación galopante. El señor Manel, que tras toda una vida de duro trabajo
tenía acumulados unos miles de euros para su jubilación, verá como el valor real de sus ahorros cae en picado y, al cabo de unos
meses, apenas alcanzarán para pagar una cena. Como efecto inmediato, se producirá un empobrecimiento brutal y
fulminante de toda la población.
4.
Como
consecuencia de todo lo anterior, se producirá
un desabastecimiento generalizado, primero
de los productos importados, pero luego de todos en general. Comenzarán a
formarse colas para adquirir productos de primera necesidad y el estado
intervendrá a productores, almacenistas y comerciantes. Como efecto inmediato, Los catalanes se verán obligados a usar la
cartilla de racionamiento, y sufrirán hambre y penurias como nunca han conocido.
Ahora
van ustedes y se independizan.