Apenas es un síntoma, como cuando uno va al médico
con fiebre y lo que padece es una grave infección. El 3% no es el problema,
aunque sea un serio problema, pero el verdadero y auténtico problema es la
podredumbre interna que evidencia esta fiebre en forma de comisión ilegal.
Porque, cuando alguien paga una comisión
irregular, no sólo espera los derechos que le corresponderían a cualquier
proveedor, básicamente el cobro de sus servicios en plazo y forma, sino que
confía y exige recibir privilegios tan irregulares e inconfesables como los
pagos que los hicieron acreedores.
Y no sólo es eso, sino que una sociedad en la que
el pago de chantajes y compra de voluntades se ha convertido en la norma
mercantil habitual evidencia una decadencia ética y moral, incluso estética,y todo lo anterior
apenas constituye la punta del iceberg.